Amy* es madre soltera de dos hijos: Mike (21) y Lexi (5). El apartamento de dos dormitorios de la familia está abarrotado. Amy y Lexi comparten dormitorio, lo que deja a ambas sin espacio personal ni intimidad. El moho agrava el asma de Amy y Lexi. Las disputas entre vecinos son una fuente de ansiedad para Amy y sus hijos. No tienen libertad para reír y jugar en su propio espacio sin provocar conflictos con sus vecinos.
Amy, superviviente de una horrible situación de violencia doméstica, trabaja incansablemente para ofrecer una vida mejor a sus hijos. Se pagó los estudios y ahora trabaja en una organización local sin ánimo de lucro como gestora de casos. A menudo basándose en sus propias experiencias, Amy ayuda a las familias a superar importantes obstáculos vitales, como la inestabilidad financiera y los ciclos de violencia doméstica, ayudándolas a alcanzar el bienestar familiar general.
La familia sueña con la casa que algún día compartirán: un espacio seguro donde harán barbacoas, escucharán música y bailarán, jugarán al aire libre y plantarán un limonero.
«Trabajo muy duro para dar a mis hijos una vida mejor y predicar con el ejemplo. Les enseño a perseverar y a trabajar duro. Soñamos a lo grande y esperamos aún más. Estamos agradecidos de asociarnos con Hábitat para hacer realidad nuestro sueño de una casa.»